Cinta correctora para Hermes 9


Fue solo un sueño.
Jamás existió aquel cinco de julio;
tú no estabas esperándome en aquel banco
y yo seguí caminando tranquilo hacia mi casa.
Tu hermana no se cruzó conmigo en el supermercado
ni te escribió: le he visto esta mañana haciendo la compra. 

Porque fue solo un sueño sé que tampoco
hablamos de nosotros hasta que salió el sol,
ni te acompañé al portal de la casa de tus padres
como hacíamos cuando éramos unos niños,
ni nos dimos aquel abrazo de trece años
en cinco minutos que se nos hizo ínfimo.

No cambié la hora de mi reloj,
ni ordené la librería, ni moví los cuadros de sitio.
No empecé a dormir en el lado izquierdo de la cama
ni he vuelto a utilizar tu almohada desde entonces.
Jamás bebiste café apoyando tu espalda en la ventana
ni te vi hacerlo a través del espejo del cuarto de baño.
Esa silueta tatuada al contraluz de la mañana
es solo producto de mi imaginación.  

Como fue solo un sueño,
nunca tuviste que traicionarle por mi culpa
(aunque puede que esto no lo haya soñado
y siguieses conservando su lugar intacto,
todo el tiempo, a salvo de mí, 
junto a sus cosas y a aquel álbum
de fotos de Londres y de Bélgica
en que siempre salías sonriendo)
ni abandonar aquellos sueños,
ni posponer aquellos proyectos.
Jamás fracasamos juntos, tú y yo.
Nunca existió ningún naufragio. 

Fue solo un sueño. Ahora lo sé. 
Y espero que tú lo sepas también.