La ciudad nos observa con ojos tranquilos


La ciudad nos observa con ojos tranquilos
porque tú y yo somos elementos en concordia
y cada paso que damos estaba ya escrito en el
Gran Libro de los Pasos y es gracioso vernos
así, como si siempre hubiésemos sabido dónde
acertar con el pie, dónde poner cada palabra.
Aquí, entre la gente que avanza y corre y empuja,
tú y yo somos dos estatuas de piel tan diminuta,
representando un papel para nosotros mismos.